ELOGIO A LA LITERATURA
Desde los discursos de Saramago, Neruda, García Márquez, Vargas Llosa, encontramos ese sentimiento que se desprende del alma y con el que se enaltecen el placer de leer y escribir. Al hacer un elocuente elogio a la literatura, le expresan al mundo entero la esencia de la vida, la inspiración y el encanto que contiene la literatura y como desde ella, se conectan con la realidad y la fantasía, con el amor y el desamor, la angustia, el placer y el deseo, el encuentro y el desencuentro, en fin con el ser, el cuerpo y los sentidos que se exaltan o se amilanan y aniquilan.
Saramago, encuentra en la literatura la manera de aferrarse a la memoria, a los recuerdos que va describiendo y transformando en personajes como el mismo lo afirma en su discurso:
“muchos años después escribiendo por primera vez sobre mi abuelo Jerónimo y mi abuela Josefa [….] tuve la conciencia de que estaba transformando las personas comunes que habían sido en personajes literarios, y que esa era, probablemente, la manera de no olvidarlos[…]” (Saramago 1998).
De igual manera para Saramago narrar, es hacer uso de la propia historia, esa historia de vida de la que nunca nos podremos desprender y que muchos rememoramos de una u otra manera y él la volvió personaje de sus obras, que le dieron vida a otros personajes, esa historia llena de la esencia de la vida le permitió crear los personajes “y al mismo tiempo ser criatura de ellos”, mediante esa ingeniosa arma que nos da la literatura, la imaginación y la fantasía. Saramago nos invita por medio de la literatura al encuentro con nosotros mismos, con el ser que somos.
Pablo Neruda nos narra un viaje hecho poema, en su viaje se encontró con la naturaleza, los recuerdos más íntimos, la soledad, el amor, el ser hombre (o mujer), el ser él. Las expresiones propias del alma y del ser, junto a los sueños y a la realidad humana, le sirvieron a Neruda para mostrarnos que el hombre es poesía, que la vida es poesía, que la naturaleza es poesía, que los encuentros entre los hombres son poesía. Para Neruda la literatura, la poesía expresan esa libertad soñada por todos los pueblos y especialmente los pueblos de América Latina, exalta que el compromiso de todo escritor y poeta es con esos hombres de carne y hueso, sensibles y humanos, a los que hay que recuperarles los sueños, las esperanzas. La poesía para Neruda expresa con la palabra más allá de la exaltación de los sentimientos y emociones cuando dice:
“[…] creo que mis deberes de poeta no sólo me indicaban la fraternidad con la rosa y la simetría, con el exaltado amor y con la nostalgia infinita, sino también con las ásperas tareas humanas que incorporé a mi poesía” (Neruda 1971).
La literatura desde Gabriel García Márquez nos invita a la recuperación de la memoria, a reconocer nuestra historia, y nos lleva con su narrativa por ese viaje misterioso de las travesías de la memoria. García Márquez encuentra en la literatura el medio para que nuestra identidad no se pierda, y comprendamos lo que significa ser habitantes de esta tierra, ser habitantes de este lado del mundo, ser latinoamericanos, García Márquez caracteriza a la literatura como el alcance de la libertad y el desprendimiento del sometimiento de los pueblos. La vida humana sobre la tierra no puede desaparecer, no puede ser que se llegue el fin del hombre y para esto es necesario que desde la narrativa, la poesía y en fin la literatura le devuelvan las esperanzas a ese hombre que se halla en peligro de de extinción por sus propios congéneres, para Gabriel García Márquez
“[…] los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”
Con García Márquez encontramos también la poesía, la cual como el mismo lo expresa invoca cuando va escribir alguna línea y, confirma su accionar sobre los hombres al rememorar al poeta Luis Cardozo y Aragón de quien dijo que había definido a la Poesía como la única prueba concreta de la existencia del hombre.
El elogio expresado a la literatura nos sigue llevando por las obras de otro de los grandes escritores de nuestra América Latina, Mario Vargas Llosa, quien define a la literatura como la humanización del hombre, con la literatura dice Vargas Llosa se alcanza el progreso, el espíritu inquieto y crítico y además hay que contar con la ficción para poder vivir en medio de la cruel realidad, la literatura también libera de la opresión, la literatura sensibiliza y da conciencia y Vargas Llosa afirma también que la literatura vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular y acaba con las fronteras entre los pueblos.
La caracterización de la literatura como la emancipadora de los pueblos está comprendida dentro de sus mismas realidades y así como lo afirman todos los escritores aquí expuestos, es la única que nos da sentido y nos transforma para poder transformar nuestros pueblos.
Nuestro escritor Vargas Llosa además de elogiar a la literatura también menciona a la ficción como parte de esa literatura libertadora y afirma
“la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano” (Vargas Llosa 2010).
Quiero hacer aquí mi elogio a la literatura, en la cual cuando me empecé a refugiar me sentí en menos soledad, la literatura me despertó la curiosidad y las ganas de encontrarme con mis palabras sueltas al viento y sin rumbo.
Desde aquel día cuando descubrí el baúl de libros de mi hermano,( autobiografía) ese preciado tesoro guardado y custodiado por él , me sumergí en otros mundos y los incorporé a los que yo había construido, y con los que me sentía feliz , desde ese día ya no solo era feliz, se despertaba mi imaginación y mi curiosidad, empecé a leer queriendo buscar mis propios sueños y deseos, conocer cómo se podía ir lejos, y al encontrarme todas esas historia fantásticas, como las de Simbad el Marino, las aventuras del Rey Mono contra Demonio de Hueso Blanco, narrada por el escritor chino Sing Pei Wang, me transporte con ellos y con otros más en esa búsqueda.
Agradezco inmensamente a mi profesora de primer grado porque me enseño las primeras letras y seguiré llevando por el resto de mi vida el recuerdo de mi hermano cuando sacó de su baúl una parte de su tesoro y me entregó ese primer libro (aun lo conservo) en donde leí Antón y el Eco, del escritor Gallego (Español) Francisco de Añon, y unos años después me encontré con su poema Amor Desesperado, encontré allí también a la melindrosa, fabulas, poesías, y fueron innumerables los poemas, narraciones de todo tipo las que me nutrieron el alma y le dieron sentido a mi ser.
Yo también emprendí un largo y bello viaje con la literatura, y aun todavía me falta mucho por recorrer, estoy convencida de la literatura como transformadora, así como lo afirma Delarrosa (1995). En medio de cada viaje que emprendo, mi cuerpo y mis sentidos me piden que me exprese, que cuente, que narre mi propia existencia y lo he hecho, la lectura libera el alma y la escritura la exalta. En mi encuentro con la literatura trato de alcanzar esa profunda sensibilidad humana que he sentido en los escritores que he leído (Emmanuel roca, Francisco de Añon, Porfirio Barbajacob, José Asunción Silva, Luís Carlos López, Ernesto Sábato, Benedetti, y otros más). Elogiar a la literatura por sus características de humanización es reconocerme en ella, es darle sentido a mi existencia.
BIBLIOGRAFIA
Neruda, Pablo. Discurso de Estocolmo
Saramago, José. Discurso entrega Premio Nobel
García, Márquez Gabriel. La Soledad de América Latina, Discurso Entrega Premio Nobel.
www.literaterra.com/gabriel_garcia.../discurso_premio_nobel/
Llosa, Vargas Mario. Elogio de Literatura y la Ficción